Los ministros de Sánchez están cortados por el mismo patrón, no vaya a ser que el jefe se cabree. El caso es que ahora, por primera vez en la vida, va a ser juzgada la esposa del presidente del gobierno. No ha sentado nada bien en las esferas ministeriales.
El juez Peinado lo resiste todo, puesto que lo han atacado desde todos los sectores gubernamentales, y no solo a él, sino también a sus familiares y parientes, pero él, tranquilo, tranquilo, ha ido haciendo su labor, que ha rematado con un florilegio torero: será un jurado popular quien decida si es culpable o inocente Begoña Gómez Fernández.
No ha caído nada bien la noticia en las filas ministeriales. De las bocas de los ministros y ministras han salido perlas. Bolaños ha dicho: el sistema judicial es garantista y un tribunal imparcial pondrá las cosas en su sitio, como ya hizo el Tribunal Supremo. Pilar Alegría, por su parte, dijo: es surrealista, se califica por sí solo. Grande-Marlasca comentó que solo habla de cosas serias. Indudablemente, el marido de la acusada se irá alegrando al leer las cosas que dicen sus ministros de su esposa.
Isabel Rodríguez se lo toma a cachondeo: pueden llamar a los de la calle de Ferraz para que vayan al jurado popular. Ese respeto tiene por la justicia, similar al que muestran los demás. Yolanda Díaz ha dicho que la instrucción que está practicando Peinado se va a estudiar en todas las facultades de Derecho. A María Jesús Montero no hubo modo de sacarle nada en sede parlamentaria, otra cosa sería en la intimidad del partido, en donde no escondería nada. Ya veremos qué pasa cuando se derrumbe el castillo de naipes. Faltan muchos ministros por citar, el homínido, el hinchado Albares, Cuerpo, García..., pero la página se acaba y con los que van ya es suficiente.
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