La Comunidad Valenciana tiene problemas acuciantes que requieren una mano firme que tome decisiones sin temor al porvenir. No se da el caso en Mazón, puesto que no está dispuesto a arriesgar nada, ni a tomar medidas que le puedan perjudicar. Si fuera valiente, diríamos ¡bien por Mazón! Pero evidentemente no lo es, por tanto corresponde verlo en casa. Feijóo tampoco lo va a echar: con estos bueyes hemos de arar.
Ha hecho unos cuantos comentarios, mediante los que propone el oro y el moro. En uno de ellos afirma que cambiará el nombre de la nefasta Academia Valenciana de la Lengua, para que pase a llamarse Academia de la Lengua Valenciana. Le ha contestado la presidenta recordándole que necesita una mayoría de tres quintos. Ha demostrado la mujer lo que ya sabía todo el mundo, que es una horrenda catalanista, pero al mismo tiempo ha puesto sobre el tapete otra cuestión: supongamos que Mazón confía en tener esa mayoría en un plazo breve: ¿por qué no aprovecha para cerrar la AVL? La idiotez aprovecha cualquier circunstancia para aparecer.
La AVL es una traición a los valencianos, que poco antes de que se fundara se habían manifestado multitudinariamente en contra del catalanismo. Entre los manifestantes los había de todos los partidos, porque la lengua no tiene nada que ver con la ideología. Zaplana hizo una larga cambiada y tomó el pelo a todos, incluso a Xavier Casp, que dicen que andaba necesitado de dinero y el cargo que le ofreció le venía muy bien. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que era una estafa dimitió.
Camps fue uno de los encargados por Zaplana para negociar el asunto. Este chico tampoco está muy bien e intentando ser positivo hizo mucho daño a los valencianos. Quiere volver. Incrustó a la maldita AVL en un Estatuto nuevo que nadie pedía. Si Mazón lograra los tres quintos debería cerrarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario