lunes, 10 de noviembre de 2014

El butifarréndum no es ninguna fantasmada

El butifarréndum fue un acto ilegal, sin garantías democráticas, sin control alguno, e incluso, en una burla más a los ciudadanos decentes, Junqueras, se permitió contar votos.
Total para qué, el resultado no tiene ninguna consecuencia jurídica, quien quisiera pudo haber votado varias veces y presumiblemente todos los que votaron lo hicieron por el sí, aunque los infames organizadores digan que ha habido un porcentaje de noes.
Lo que les interesaba a los promotores del asunto es que un número alto de catalufos exprese abiertamente su odio hacia el resto de los españoles. El butifarréndum es sólo una etapa en el camino, y quizás les interese no llegar nunca a la meta. La gestión de ese odio permite a los de la çeba, que son quienes mandan de Mas y Junqueras, gozar de un poder muy amplio.
El gobierno de Rajoy ha permitido esa ofensa a los ciudadanos que cumplen las leyes, aunque trate de disimularlo con declaraciones estúpidas. El gobierno tenía la obligación de impedir esos actos y de hacer que el peso de la ley cayera sobre los culpables. Si la presidenta fuera Rosa Díez, Mas habría llevado más cuidado. De hecho, UPyD lo ha denunciado. Como el presidente es Rajoy, se ha puesto chulo: ¡He sido yo! ¡He sido yo!. Así, cualquiera. Menudo héroe este Mas. Que tiemble Wifredo el Velloso.
Pero no sería justo que se le echara toda la culpa a Rajoy. Los anteriores presidentes del gobierno ayudaron a los de çeba a ir fomentando el odio a España. Ya sabe todo el mundo que los de la çeba son esos 400 que dijo Millet, otro que tal.
Aznar, al que le gusta tanto presumir de tableta, podría presumir también de nobleza y admitir buena parte de culpa de lo que ocurre la tienen sus concesiones a Pujol. Y Felipe González, por supuesto. Fue durante su mandato lo de la Banca Catalana. De Zapatero no cabe esperar nada.

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