sábado, 29 de noviembre de 2014

El PP no encuentra candidatos a alcalde

Hasta hace poco abundaban quienes hubieran querido ser concejales, preferentemente de Urbanismo, pero se ha llegado a un punto en que ya no es fácil, ni siquiera para el PP, un partido que tiene muchos puestos garantizados de salida, completar las candidaturas municipales.
Se conoce que los posibles candidatos calculan que ya no hay tanto que ganar como antes, que actualmente están muy vigilados y que los ediles de hoy, en lugar de con pelotas, que era lo habitual, ahora lo típico es que se les desprecie.
Nada de eso debería arredrar a los políticos de vocación, a los que de verdad quieren servir al pueblo. Si se consideran con capacidad suficiente y son honrados, deberían dar un paso adelante. Ahora es cuando son necesarios. Si el paso lo dan hacia atrás es porque en sus cálculos no cuenta el deseo de ser útil a la sociedad, sino otra cosa.
Pero estas cosas también pueden tener su lado positivo. Los oligárquicos dirigentes actuales tendrán que darse cuenta de que la cosa no va y hay que efectuar cambios. Es peligroso que tipos como Rajoy, acojonado por los nacionalistas, y Schez, probablemente también acojonado, pero sobre todo desorientado, se encarguen de la reforma de la Constitución. Pero no necesariamente han de ser ellos quienes la lleven a cabo. En España además de los políticos y los sectarios viven otras personas, y entre ellas las hay que son muy razonables.
Los partidos políticos podrían, o, mejor dicho, deberían, dejar en manos de pensadores y juristas de probada rectitud la reforma de la Constitución. Entre los pensadores hay algunos muy decentes y que además han dedicado parte de su vida, o quizá su vida entera, a combatir el terrorismo, lo cual demuestra que no era el éxito o la fama lo que buscaban.
Cabe la posibilidad de que todos los que deberían ocuparse de esta tarea estén en la plataforma Libres e Iguales. La opinión pública confiaría en ellos. Y, además, estos personajes sabrían que la nueva Constitución debería basarse en un ideal de justicia que ilusionara a toda la gente buena, y no en el deseo de complacer a la Iglesia, a los nacionalistas, o a cualquier otro grupo que se tenga por demócrata sin serlo.

No hay comentarios: