miércoles, 22 de junio de 2016

Algunos dueños de editoriales

He podido saber que los dueños de dos editoriales son admiradores de Podemos. No me extrañaría que no fueran los únicos. No puedo poner los nombres, puesto que no lo he averiguado directamente, sino a través de terceros y de deducciones a la vista de su comportamiento. Entre otras cosas, he advertido en ellos inquina sobrevenida. Tengo escrito que para votar a Podemos hay que sentir odio, aunque algunos de los interesados puedan no reconocerlo.
Varios millones de personas han votado a Podemos, por tanto puede extrañar que me refiera a dos. El caso que a la gente que trata con los libros se le ha de suponer apertura de mente, gusto por la investigación y el convencimiento de que la democracia es el único sistema político aceptable. En estas, es obvio que nadie medianamente informado debería votar a Podemos, pero una cosa es la teoría y otra la práctica.
Nada de lo que dice o hace Podemos resiste el más somero análisis, por lo que los votos que obtiene este partido refuerzan la tesis de que buena parte de los votantes no se sirve del cerebro para hacer su elección, sino de otras zonas de su anatomía situadas en lugares más bajos.
Todo lo que hacen los componentes de este partido está encaminado a conseguir el poder, con la intención indisimulada de quedárselo para siempre. Nada en ellos evoca, ni siquiera remotamente, la democracia. Saben que si lograran la presidencia del gobierno la Unión Europea no les permitiría llevar a cabo sus deseos, por lo que su intención es sacar a España de ella y de ahí sus continuas críticas al euro. Otra de sus tácticas, que parece que han abandonado últimamente, es señalar a Alemania como causante de todos los males y atribuirle la tentación de volver al nazismo. Ellos, los populistas, serían los salvadores de Europa. Esto es una atrocidad. El nazismo hoy en día presenta un peligro insignificante. El peligro grave es el populismo, que nos sumiría a todos en la ruina.

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