martes, 14 de junio de 2016

Puig y el cartel con las dos Vírgenes

De todos los candidatos que han tenido los socialistas en Valencia, incluido Lerma, Puig es el peor de todos, pero la ruleta de la fortuna ha sido buena con él y nefasta para los valencianos, que nos vemos con un presidente que incluso es más memo que Camps.
Tiene algo en común con Anasagasti, pero en cutre, porque mientras éste se sirve de la imaginación, la paciencia y la perseverancia, para conseguir una ensaimada que le debe llevar varias horas de trabajo, Puig opta por un peluquín que cualquier día se le llevará el viento y entonces veremos qué hace, porque no se le ve con personalidad para afrontar las consecuencias.
El caso es que este 'buen' hombre que deja traslucir que para él la política debería estar por encima de las leyes, o sea, que tiene de demócrata mucho menos que de socialista, ha dicho que no ve ofensivo el cartel en el que la Virgen de los Desamparados se besa con la Moreneta. Esta afirmación suya corrobora lo que una vez dijo el filósofo Fernando Savater de él, que tiene bloqueadas las funciones de cerebración superior.
La asociación que ondeó la pancarta se define como «organización socialista de liberación nacional», lo que constituye un galimatías indigerible. Se supone que por nación se refieren a ese ente fantasmagórico objeto del deseo del imperialismo catalufo, del que Puig parece un fiel servidor, y que no tiene nada que ver con las justas reivindicaciones de gays y lesbianas. Si estos grupos humanos se deslizaran por esta pendiente perderían toda la razón que, sin duda, tienen.
El colectivo Lambda, organizador de la manifestación, se desmarcó de este cartel, alegando que no era el oficial de la manifestación del Orgullo Gay, pero debió hacer algo más: debió prohibirlo, puesto que está hecho con la evidente intención de ofender. Ese cartel no sirve para nada bueno.

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