domingo, 25 de febrero de 2018

Colau planta al Rey

La alcaldesa de Barcelona, que es casi tan mala como el de Valencia, y Torrent, el braz tont del Parlament, plantarán al Rey en el MWC.
El caso es que los dos son representantes del Estado, y como tales cobran buenos sueldos, a los que no renuncian bajo ningún concepto, porque una cosa es presumir de antisistema o de odio a España, y otra muy distinta renunciar a cobrar. El Rey es la máxima autoridad de ese Estado que les paga a esos dos el sueldo que irrevocablemente se meten en el bolsillo, por lo que si tuvieran algún resto de seso en el lugar en el que debe estar se comportarían como debieron enseñarles sus padres cuando eran niños. Cabe la posibilidad de que no lo hicieran, e incluso no sería extraño que se diera este caso.
Una vez asumido que ese habitual en ambos incumplimiento de sus obligaciones la realidad es que seguramente el Rey respirará aliviado por el hecho de no tenerles que dar la mano. Yo en su lugar estaría contento. Porque esta es otra de las cuestiones que no hay que perder de vista, por mucho que al Rey le repugne, en el supuesto de que le repugne, tener que darle la mano a esa nefasta alcaldesa de Barcelona, se la daría. El Rey sí que cumpliría con su obligación, como la cumplió el 3 de octubre con aquel discurso que resultó tan eficaz para defender los intereses de los demócratas españoles, que habían sido vilmente atacados por los antidemócratas.
Gracias al Rey los demócratas gozamos de una tranquilidad que estuvimos a punto de perder por culpa de algunos políticos que no merecen ese nombre, ni esa ocupación. La política es, teóricamente, el más noble de los cometidos, porque se refiere al cuidado de las cosas de todos, y últimamente se ha visto inundada por sujetos de la calaña de los dos citados. 

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