lunes, 19 de febrero de 2018

Nueva tontería de Vidal-Folch

Los nacionalistas son tan eficientes en la mentira, en gran parte debido a su constancia, que casi todos los catalanes, incluidos los no nacionalistas, se han tragado muchas de sus bolas.
Una de las que mejor ruedan por el mundo, y en ella además de la constancia han invertido grandes cantidades de dinero y han falsificado muchos documentos, es la de que Jaime I de Aragón iba por el mundo dando clases de catalán y era tal la gracia que ponía en el empeño que sus alumnos le escuchaban extasiado y lo aprendían rápidamente.
La verdad es otra, claro. Cuando los nacionalistas afirman algo, la verdad está en otra parte. La mentira nos sale muy cara a todos y aunque se puede pensar que no se busca la verdad por pereza, lo cierto es que resulta arriesgado, porque los nacionalistas, que presumen de pacíficos (siempre mienten), son muy agresivos y enseguida salen en tropel a burlarse de quien lo hace, a denigrarlo a desautorizarlo por la brava, sin aportar argumentos, ni motivos. Son muchos los que han aprendido a decirles que sí a todo, para evitarse problemas.
Pues ahí está Xavier, o Javier, Vidal-Folch, defendiendo al dialecto catalán, obra de Pompeyo Fabra, como todo el mundo sabe, al que da categoría casi imperial.
La bobada esta de establecer lenguas oficiales nos está saliendo muy cara a los españoles y lo peor es que la tontería es muy contagiosa. Hay naciones que no tienen ninguna lengua oficial y les va muy bien.
Eso de obligar a la gente a estudiar en una determinada lengua o dialecto, sin que a los afectados en muchos casos no les interese lo más mínimo es una aberración. Hay que dedicar las energías a los recursos a cosas de provecho y no a convertir en tontos a los ciudadanos. Las lenguas han de servir para que las personas se comuniquen unas con otras y no para ser usadas como pretextos por iluminados o despabilados.

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