lunes, 6 de abril de 2020

Lo de Irene Montero


Ignoro cual pudo ser su comportamiento antes de saltar a la fama, cosa que quizá pudo conseguir gracias a sus armas de mujer, y digo quizá porque ni estoy seguro ni tengo interés en saberlo, solo que si fuera así el asunto no estaría en consonancia con su proclamado feminismo.
El asunto es que desde que saltó a la fama ha repartido desprecios y menosprecios, se ha comportado de forma cruel con víctimas inocentes y continuamente ha dejado constancia de su mala crianza, a pesar de lo cual ha tenido el descaro de repartir credenciales de buena educación. Eso no lo puede hacer ella jamás, es la menos indicada. Más o menos, está a la misma altura que Rahola.
Pero de forma inesperada para ella se le han presentado de sopetón tiempos duros, que le van a pasar factura. Si tuviera una inteligencia media, el asunto no la habría pillado por sorpresa, ni mucho menos. De hecho, una gran parte de España ya se lo veía venir.
Aunque se puede adivinar que tampoco Sánchez y su equipo lo esperaban, porque de lo contrario habrían tomado precauciones, ya que les puede salir caro. Ahora veremos cómo reacciona su aparato de propaganda.
En el caso particular de esta señora (esperemos que a partir de ahora intente serlo) se la puede imaginar con el corazón henchido de rabia y de miedo a partes iguales. De rabia por motivos obvios; de miedo, porque de pronto, y en contra del mundo al que creía pertenecer, se vislumbra sumergida de lleno en la nada. Ella, por sí misma, no puede ir a ninguna parte. No se la ve capaz de discurrir dos ideas seguidas. Ni una tampoco. Y le debe de doler mucho el recuerdo de Tania. Lo mejor será que la gente con la que se cruce a partir de este momento evite decir ese nombre. Para que no aumente su dolor.
Estas lecciones sientan bien a quienes saben aprovecharlas que no son muchos. Deseemos que sea su caso.


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