domingo, 12 de abril de 2020

Un riesgo añadido


Sé de alguien, porque me lo ha contado y lo doy por cierto, que fue al supermercado y de ahí a la farmacia. Y recibió una multa. Tiene los tickets de compra y el recurso preparado para cuando le llegue la comunicación oficial. He leído, por otra parte, en la prensa que a un señor que venía de comprar se le requirió el ticket y al comprobar que los productos no eran de primera necesidad, se le multó. El periodista que había dado la noticia lo hizo presentando a este señor como si fuera un pillo que con su travesura había puesto en riesgo la salud de los demás. Todo lo anterior va en la misma línea de lo que se conoce como policía del visillo, que es lo que se da con aquellos que, desde sus ventanas, fiscalizan la vida de los demás, y se ha dado el caso de que en algunos lugares han llegado a arrojar huevos y tomates a quienes ven por la calle.
Este proceder es fruto de ese modo de entender la vida que consiste en la obediencia ciega a quien ostenta el mando. Las personas citadas anteriormente no ponían en peligro la salud de nadie. El carácter dictatorial de los españoles, forjado a través de los siglos, debido a la singularidad de la historia española con respecto a los países del entorno, que no obstante ha otorgado ventajas en otros aspectos, lleva a interpretar las órdenes al pie de la letra.
Al analizar esta conducta también hay que tener en cuenta el miedo a la libertad, tan universal como nefasta. Nos tienen recluidos en nuestras casas y muchos, en lugar de sentir incomodidad por la pérdida de libertades, se sienten tan cómodos que no toleran ver a otros por la calle, aunque tengan motivos justificados o no pongan en peligro a nadie.
Porque el mayor peligro de este virus reside en aquellos que en lugar de informarse sobre la naturaleza del virus y el modo de defenderse de él lo fían todo a la obediencia.


No hay comentarios: