domingo, 5 de abril de 2020

Votar a Podemos


Nada dignifica más que el dolor sufrido injustamente si no se utiliza luego como coartada para hacer el mal. Lo correcto es no desear que los demás sufran lo mismo y, si es posible, evitarlo.
Podemos es un partido cuyas propuestas no pueden traer nada bueno en ninguna parte, como demuestran los resultados que han obtenido en todos los sitios en que se han aplicado. Aparte de eso, sus proclamas consisten en amenazas, como la de que el miedo va a cambiar de bando, y el poder que obtienen, como lo es el de su ascendiente sobre masas acríticas y desinformadas, lo utilizan para hacer el mal. Se entienden bien con ETA, ERC y similares.
Se puede afirmar, por tanto, que quien vota a Podemos, quizá sin darse cuenta, lo hace por venganza. Pero al final resulta que como las políticas de este partido perjudican a todos, la venganza acaba siendo contra uno mismo. Votar a este partido, pues, es propio de masoquistas.
Acaso en lo único que sea ducho el líder de este partido es en las técnicas bolcheviques para alcanzar el poder. En lo demás no demuestra tener idea, puesto que él mismo va destrozando todas sus posibilidades de alcanzar la meta. En un momento dado se quedó a un tris de sobrepasar al PSOE, que era su sueño. Pero entonces se puso de parte de los separatistas catalanes y muchos votantes socialistas que habían optado por él abrieron los ojos. En las siguientes elecciones ya perdió muchos votos y todavía no se ha dado cuenta de que el motivo por el que perdió el tren fue ese.
Ahora que por carambola -la aparición de Vox ha hundido a Ciudadanos, que era el partido preferido para la coalición- tiene dentro del puño a Sánchez, ese individuo que algún día recitará algún párrafo de la Odisea como si fuera suyo, ha vuelto a meter la pata de modo lamentable. Montero ha repartido anteriormente muchos desprecios.


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