sábado, 19 de abril de 2014

El euskera languidece

Según una encuesta del propio gobierno vasco, a pesar de que crece el número de personas que entiende y habla el euskera, decrece el de quienes lo hablan con regularidad.
El hecho de que haya crecido el número de personas que lo entiende y habla se debe a la presión de los nacionalistas, y ya se sabe que la democracia puede soportar o consentir la presión, pero eso no significa que la presión tenga algo que ver con la democracia. Más bien, puede decirse que quienes se sirven de ella abusan de la democracia.
La función de las lenguas consiste en servir para que las personas puedan comunicarse. Y la función de los políticos consiste en servir a la sociedad. Tienen la misión de gestionar los recursos de que disponen. Pero como resulta que en España llevamos tantos siglos de absolutismos y dictaduras los políticos están acostumbrados a mandar y los ciudadanos a obedecer. Así que los políticos en lugar de poner a disposición de los ciudadanos los medios para que vivan mejor, los obligan a pasar por el aro. Y los ciudadanos obedecen y aprenden el euskera. Y llaman fascistas a los demócratas.
El gobierno vasco debería recapacitar y darse cuenta de que todo el dinero gastado en obligar a los ciudadanos a aprender euskera podría haberse empleado en cosas más productivas. Y de que el esfuerzo que han hecho los estudiantes del euskera es poco menos que baldío.
Democrático sería dar alicientes para que la gente, voluntariamente, estudie esta lengua tan antigua. Lo que se hace voluntariamente se hace mejor.
No obstante, la intención del gobierno vasco dista mucho de optar por la vía democrática. Cabe predecir, con escaso margen de error, que su intención es la de mejorar las 'estrategias' para obligar a la gente a usar el euskera. O sea que aumentará la presión.

'El eco de la palabra'

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