miércoles, 24 de junio de 2015

¡Queremos 'caloret'!

Hace unos días vi un tuit, pretendidamente gracioso, que decía: Llevamos tres días con alcalde nuevo y ha llovido en dos de ellos. Dimisión. Queremos 'caloret'.
En mi opinión, Rita Barberá no ha estado a la altura del largo mandato que ha disfrutado. La tengo por mediocre, sectaria y no me extrañaría que con tendencia a favorecer la endogamia.
Pero si pudo ocupar el despacho de la alcaldía durante 24 años es porque los socialistas se envolvieron con la bandera del catalanismo. Lo que ocurre es que ese tiempo es demasiado, sobre todo para un personaje que no da la talla. Y como castigo para los ciudadanos ha vuelto el catalanismo, pero esta vez a tres bandas.
No entiendo la alegría y el optimismo de algunos personajes de la cultura valenciana que tienen querencia por la sensatez. Deberían ser conscientes de que todo lo malo se puede empeorar.
Hay un catalán destinado en Madrid, en donde debe de estar pasándolo muy mal, que se llama Juliana y que fue un fino analista político. Pero un día cambió periodismo por catalanismo y desde entonces no atina ni una. Últimamente ha escrito lo siguiente: «Valencianos y baleares no están diciendo “queremos ser catalanes”. (Que nadie en Catalunya cometa el inmenso error de interpretarlo así). Están diciendo basta a los grandes males del país.» No es cierto. Si los valencianos hubieran querido decir basta a la corrupción, habrían votado a un partido serio. Por cierto, Juliana, además de en catalanista, se ha reconvertido en Fray Gerundio de las Campazas. Se conoce que los aires de Madrid, tan lejos de Pujol, tan lejos del conde de Godó, el Grande de España, le sientan mal. Tan mal que sus artículos de ahora deberían ser incluidos en la sección de los chistes.
Lo que les va a los valencianos, como se ha visto en estas elecciones, es la juerga. Ha comenzado el recochineo, como lo prueba el tuit citado al principio.

 
 
 
 
 
 

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