miércoles, 25 de enero de 2017

La deriva de Ciudadanos

Cuando este partido fue presentado al mundo se dijo que era obra de un grupo de intelectuales que no podían seguir votando al PSC, por su deriva nacionalista, y que tampoco podían al PP.
Se quedó sin explicación el detalle de cómo es que habían podido votar al PSC, porque este partido usa la ese de socialista como disfraz, puesto es nacionalista.
A estos intelectuales que participaron en la formación y puesta en escena de este partido no les molestó en absoluto que diera el salto de la política regional a la nacional, cosa que en sí misma, es cierto, no es reprochable. Pero las formas en que lo hicieron, pactando traiciones a otros partidos, como la de Toni Cantó a UPyD, convenida por el artista con Alberto Rivera, o la de Prendes en Asturias, o con la inclusión como cabezas de cartel de elementos como Marín o Marí, les debería haber incomodado, pero no se supo de ninguna protesta de ellos.
No les importa que después de haber intentando absorber a UPyD, disfrazando la absorción como si fuera una unión, no haya hecho suyas las querellas, ni tampoco la petición de la separación efectiva de poderes. Lo de Ciudadanos es más ‘parecer’ que ‘ser’; en este sentido es su cantinela de que no haya imputados en las listas.
Tampoco se quejaron cuando Alberto Rivera pactó con Pdr Snchz, como si cupiera esperar algo bueno del nacido un 29 de febrero.
Y ahora esos intelectuales que han dejado sin explicar cosas importantes y que han pasado por alto trapacerías tan gordas, se ponen tiquismiquis porque sospechan que el partido quiere cambiar su ideología para adecuarla a la de sus votantes.
Lo que no quieren estos intelectuales es que el partido parezca de derechas, se conforman con que parezca de izquierdas. Que no sea nada les resulta indiferente.

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