lunes, 2 de enero de 2017

Discrepo de Jorge de Esteban

Los nacionalistas, a base de machacar, van imponiendo sus dogmas incluso entre las personas más preparadas. Como prueba, la burrada que ha dicho este señor, sin despeinarse ni nada, tan tranquilo como si hubiera dicho que el Pisuerga pasa por Valladolid. Aquí está:
«Con ello, no quiero negar, por supuesto, la existencia de una mayor identidad de Cataluña (y del País Vasco) con respecto a las otras regiones españolas, pues es algo que no se puede negar.»
Supongo que ignora este señor que cuando el Reino de Valencia tuvo su Siglo de Oro Cataluña ni siquiera existía. ¿Qué es eso de la identidad? El cacareado hecho diferencial catalán es el lloriqueo. El hecho de que no se dé entre los valencianos, o entre los manchegos, no significa que tengan menos identidad. Si en los belenes valencianos no se pone ningún cagón, será que el mal gusto no ha llegado, no porque tengan menos identidad que otros. Habría que preguntarle a este señor: ¿Cómo se mide la identidad?
Lo del PNV es otra historia. El PNV es heptamilenario. Eso por lo menos. O sea, desde que ese loco de atar que se llamó Sabino Arana perdió el último gramo de cordura que le quedaba. Al calor de los disparates surgidos del caletre de este tipo surgió el PNV, que se arroga la representación incluso de los vascos cuerdos, y también la banda terrorista encargada de agitar el árbol para que caigan nueces.
La solución que propone Jorge de Esteban, tampoco es correcta. Es entreguista y no conduce a ningún lado bueno, porque los nacionalistas son insaciables. La solución consiste en establecer de una vez por todas la separación efectiva de poderes. Con ello, sin duda se daría el caso de algún o algunos jueces optaran por hacer cumplir las leyes. En el momento en que se metiera en la cárcel a dos o tres, o más, se acabaría todo.

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