jueves, 26 de enero de 2017

La muerte de una niña de 8 años

Una niña de 8 años murió en un hospital de Cataluña, mientras esperaba una ambulancia pediátrica que la tenía que trasladar al hospital de Gerona.
La ambulancia tardó mucho en llegar, como es lógico, puesto que sólo hay dos en esta región del nordeste de España y las dos están en Barcelona. Incluso teniendo en cuenta la circunstancia de que estaba lejos, se conoce que se demoró más de la cuenta, pero estos detalles hay que tenerlos previstos de antemano, puesto que en cualquier momento puede darse una eventualidad. Pero ya se ve que los catalufos no tienen demasiado interés, por no decir que ninguno, en servir a los ciudadanos. Si tienen dos ambulancias pediátricas, cuando serían deseables dos en cada una de las cuatro provincias catalanas, es porque no les queda más remedio; si fuera por ellos gastarían ese dinero en embajadas o sobornar lingüistas para que proclamen que la lengua catalana es anterior incluso al big bang.
Ahora hay peligro porque el hecho de que la niña haya muerto de ese modo ha disparado las alarmas y ya se sabe que esta clase de personas jamás reconoce su culpa, por lo que buscarán a quien cargarle el muerto.
El mejor homenaje que se puede hacer a la niña que murió de forma injusta, por la negligencia y la dejadez del gobierno regional catalán, consistiría en que los catalanes se dieran cuenta de una vez por todas que el nacionalismo es nefasto y que le está haciendo un daño a Cataluña del que quizá no se reponga nunca. Si la muerte de la niña sirviera para eso, su familia podría pensar que no había sido en vano.
Todo el dinero gastado por el catalufo del mocho en ir a Bruselas a montar su circo podría haberse empleado en cosas de provecho y esa es la mejor conclusión que deberían extraer los catalanes de bien.


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