lunes, 8 de mayo de 2017

Forcadell sólo responde a su abogado

Puesta ante los tribunales de justicia, Forcadell sólo responde las preguntas que le hace su abogado y reclama su inviolabilidad como parlamentaria.
O sea, que pretende la impunidad. La señora cuya obligación consiste en cumplir y hacer cumplir la ley exige poder hacer lo que le dé la gana.
Cualquier persona sensata que haya visto el vídeo en el que explica quienes pueden ser considerados como pertenecientes al pueblo catalán y quienes como sus enemigos, se habrán dado cuenta de que esta señora es una tarada, condición que se puede extender a quienes le aplauden.
Nadie con dos dedos de frente se podría creer con autoridad moral para dar esas instrucciones a los ciudadanos, asunto en el que no sólo hay que incluir las ridículas palabras pronunciadas por ella, sino también toda la estúpida gestualidad con que las acompañó. Los catalanes que conservan la capacidad de raciocinio se han de sentir molestas con el hecho de que una persona con tales limitaciones éticas e intelectuales ocupe el cargo que ella ostenta.
Se puede anticipar, por otros casos anteriores, que el peso de la ley caerá sobre ella, pero por los mismos motivos se puede temer también que lo hará de forma leve. No obstante, esa levedad con que los tribunales de justicia vienen castigando a personas que han perjudicado gravemente la convivencia de los españoles viene siendo suficiente para asustar a otros felones, que tratan por todos los medios de no estampar su firma en ningún documento, por cuyo motivo se ha lanzado la campaña ‘apadrina una urna’.
Estos secesionistas carecen de decoro, carecen de vergüenza y, en fin, carecen de todas aquellas cosas que seguramente sus abuelas les recomendaban que adquirieran. Si levantaran la cabeza y vieran en lo que han ido a parar les darían con la zapatilla. No por defender la secesión, sino por la forma en que lo hacen.

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