jueves, 25 de mayo de 2017

El golpe de Estado

Se sabe cómo empiezan las cosas, pero no cómo acaban. El desafío del gobierno catalán, que lo ha hecho sin tener en cuenta la voluntad de los catalanes y si se sigue escarbando se ve claramente que los partidarios de la secesión eran muy pocos en años anteriores y sólo la dejadez de los anteriores presidentes de España ha permitido que siga creciendo, ha surgido como consecuencia de una serie de disparates enormes y perjudica a todos, pero principalmente a los catalanes.
Los nacionalistas no pueden presumir de haber hecho nada bueno, porque no han hecho más que maldades y han dado motivo a que se cometan otras. Todo el mundo entiende que si no hubieran existido los partidos nacionalistas tampoco lo habría hecho el terrorismo, en el caso de España, obviamente.
Todo el mundo espera que Mariano Rajoy haga algo, pero quien sí habría hecho es Rosa Díez y no la votaron, así que el deseo de que el gobierno tome la iniciativa tampoco es tan grande. No se tuvo en cuenta para votar.
Por su parte, el presidente del gobierno tiene una gran capacidad para quedarse quieto, pero antes de criticarlo por eso hay que fijarse en el resto de los componentes de la Casta, comenzando por el coletas y observar su afinidad con los etarras. Rajoy no puede pretender de ningún modo que el coletas le apoye, por muy beneficiosa que sea para los españoles la acción que pretenda llevar a cabo. Luego está el guaperas, que ha retornado a la Secretaría General del PSOE, cuyo ideario, según advirtió el propio Alfonso Guerra, consiste en el odio al PP. Si el partido socialista tuviera una actitud clara e inequívoca en este sentido, Rajoy no tendría más remedio que actuar, pero no habría tenido necesidad de hacerlo porque los secesionistas son sinvergüenzas pero no tontos y no se habrían atrevido. Claro que si el PSOE tuviera una actitud correcta en este caso habría sido Susana Díaz quien ganara las primarias. Y queda Riverita, pero ya no hay espacio para él.

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