miércoles, 31 de mayo de 2017

La UE encuentra su camino

La Unión Europea fue fundada un poco a la remanguillé, o sea, como una amalgama de países, cada uno con sus características propias, y en la que casi sólo se pensaba en el negocio.
Se sabe cómo empiezan las cosas, pero no cómo van a acabar, y pronto vino la idea de hacer una moneda común para facilitar los intercambios comerciales. Los gobernantes del Reino Unido se dieron cuenta de que si cada uno de los países de la Unión tenía una política económica diferente llegaría un momento en que el euro tendría dificultades y prefirió quedarse fuera. Lo del Brexit no tiene nada que ver con esa decisión, sino que se debe a un factor nuevo, como es la irrupción de los populismos, que han surgido aprovechando una debilidad de las democracias y amenazan con acabar con ellas, pero sobre todo a la memez de Cameron, al que no le importaba jugarse a la ruleta rusa los intereses del Reino Unido, en beneficio propio. Pensó que los cálculos le salieron bien una vez y quiso volver a probar fortuna. No le salieron bien, porque sentó un precedente.
El caso es que la UE es una necesidad, se trata de un asunto serio, que nos conviene a todos, al contrario que las intenciones de los secesionistas, que no convienen a nadie. La UE es una necesidad y ya hay una propuesta para hacer un presupuesto común. Y a esta propuesta, que se llevará a cabo inevitablemente, le seguirán otras, todas conducentes a lograr la Unión Europea plena, es decir, a que se convierta en un único país. El Reino Unido, en el caso de que al final se consume el Brexit, querrá volver a entrar.
Hay que darse cuenta de que todo este camino, que se recorre porque no hay más remedio, viene siendo entorpecido por los nefastos nacionalismos que todavía perviven, a los que se han unido los populismos.

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