jueves, 1 de junio de 2017

Culpan a Adolfo Suárez del desmadre actual

No es justo que lo hagan, por supuesto. Adolfo Suárez estuvo vendido en los asuntos en los que necesitaba más colaboración, no por lealtad a su persona, que también, sino porque se trataba del bienestar de todos los españoles.
Pero ya se vio que tanto los integrantes de UCD como los del PSOE, eran incapaces de pensar en los demás y tan sólo atendían a sus ideas fijas, que consistían en poner de manifiesto y hacer valer la brillantez propia en unos casos y en creerse dueños de la verdad y la razón y dotados de infalibilidad en el otro. Eso, en el caso de los dos principales partidos del momento, de los demás es mejor no hablar. Aunque tampoco conviene dejar en el olvido que dos los participantes en la redacción de la Constitución, Miguel Roca Junyent y Rodolfo Guerra se fueron al retrete para no votar una de las enmiendas.
De todos los padres de la Constitución el que con más fuerza la defendió en el transcurso de los años fue Gregorio Peces-Barba y eso da una idea acerca de la influencia que tuvo en su redacción. También es fácil imaginar que quienes menos la respetan de entre ellos son Miguel Roca Junyent y Miguel Herrero de Miñón.
¿Qué hubiera pasado si Felipe González y Alfonso Guerra en lugar de considerar a Adolfo Suárez como un enemigo al que había que desplazar del gobierno lo hubieran visto como lo que era, una persona que se estaba esforzando hasta el límite de sus fuerzas para convertir a España en una nación en la que valiera la pena vivir? Si le hubieran apoyado en su intento, habrían colaborado con él y habrían encontrado un mejor camino que el que se logró a fuerza de hacerse unos y otros concesiones a regañadientes. De modo que esos haciéndole la puñeta a Suárez nos la hicieron a todos.

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