sábado, 3 de junio de 2017

Borrell, finalmente, un bluf

He escrito varias veces, si no recuerdo mal, que Borrell es el político español que más me gusta, lamentando que no dirigiera al PSOE.
Finalmente, he tenido que darme cuenta de que todo era un espejismo. Ya en su época de ministro demostró que es un sectario, lo cual desmiente su pretendida racionalidad. Y esto, su carácter supuestamente racional, era lo que me atraía de él. La lectura de algunos libros y artículos suyos me había llevado a esta creencia, dejando en el olvido aquella etapa suya en gobierno de Felipe González. También sus debates con los enloquecidos y nauseabundos separatistas.
Pero hete aquí que ha vuelto al primer plano de la política y lo ha hecho mostrando de nuevo su lado peor. Ha ido a apoyar al nefasto Pedro Sánchez, del que no cabe esperar nada bueno, como no sea la risa que provoca con sus ridículos tuits, algunos realmente jocosos, como aquel en el que reivindicó el derecho de todos a tener cumpleaños, lo que tiene su explicación en el hecho de que nació un 29 de febrero.
Borrell apoya a este porque Felipe González, que le hizo una jugarreta tiempo atrás, estaba en la otra trinchera. En Borrell pesa más el despecho que el deseo de servir a los ciudadanos.
Otra cuestión a tener en cuenta de este personaje, es que a pesar de su talla intelectual, infinitamente mayor que la de Pedro Sánchez, vino a decir una chorrada del más rancio y retrógrado sectarismo: Que hay que con Podemos porque ahí están los hijos de los socialistas de su tiempo. Pensamiento más propio de una persona visceral que de un intelectual. ¿Podría explicar él qué le ve de bueno a Podemos? ¿De verdad piensa que sus hijos hacen bien abandonando el PSOE y poniéndose a servir al coletas?

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