lunes, 12 de junio de 2017

Torpe, mendaz e iluso

Muchas cosas hay en esta vida merecedoras de estudio, porque se salen de lo habitual. Puede tratarse de un perro con dos cabezas o de un elefante sin trompa. La anomalía, en el caso de Guardiola consiste en que según los aficionados entiende de fútbol.
¿Cómo es posible que un tipo tan lerdo entienda de alguna cosa? ¿Cómo es que se le hace la luz en algún aspecto de su vida o de su interés? Porque de que haya gente rematadamente torpe que juegue bien al fútbol sí que hay muchos casos. También podría ser que personas con más inteligencia de la normal que hayan intentado ser entrenadores de fútbol hayan fracasado, porque es muy difícil que los futbolistas a su cargo entiendan sus ideas.
A Guardiola le falta psicología o es un cínico, en el peor sentido de la palabra, porque se presenta con un pillastre cuya cara denota que el prójimo le importa un pimiento, o menos. Lo utiliza y si se niega a ser utilizado prescinde de él. Eso es lo que trasluce el rostro de Puigdemont, y su pelambrera no lo desmiente, sino que lo confirma. Guardiola aparece a su lado en el papel de memo.
Guardiola miente, porque todo el argumentario de los secesionistas es de una falsedad sonrojante. Si los implicados tuvieran vergüenza o sentido del ridículo. Que han perdido este último lo demuestra el tuit de Juliana sobre Ignacio Echeverría (debe de haber lanzado muchos más tuits estúpidos). Los de la sopa juliana no estarán muy contentos con él, no porque tenga nada que ver, sino porque hace pensar en ella. Y porque quienes toman sopa juliana pueden acordarse de ese y como consecuencia sentarles mal.
Y es ingenuo, porque pide ayuda a la comunidad internacional, pensando, sin duda, que se va a dejar engañar por él. 

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