jueves, 8 de junio de 2017

Nacido para el mal

Me refiero, lógicamente, al grupo político Podemos, cuya inspiración chavista es tan evidente que incluso hasta el nombre tiene origen venezolano. Es el acrónimo de ‘Por la Democracia Social’.
Es difícil, por no decir que imposible, que los integrantes de este partido tengan una idea buena, a la vista de que sus mañas consisten en promover el odio, incitar a la envidia, o practicar el cinismo, por decir sólo unas pocas. Especial inquina le tienen a Amancio Ortega, un triunfador donde los haya.
Hay que fijarse en el detalle de que este señor no tiene un producto único en su género y sin competencia posible, como es el caso de otras personas que han triunfado en el campo económico, sino que sus competidores, distribuidos por todo el mundo, son incontables.
Abrirse camino de la manera en que lo ha hecho él, en un mercado en el que hay miles de personas intentando lo mismo, con productos parecidos, es francamente difícil y no hay más remedio que aplaudirle, cosa que sin duda hacen las personas de buena fe.
El caso es que cuando estos de Podemos intentan explicar su actitud con Amancio Ortega, cuya filantropía es infinitamente superior a la suya, demuestran que si consiguieran gobernar en España la ruina llegaría de forma más fulminante que pausada. Serían capaces de hundir la economía en un tiempo récord y eso independientemente por el otro lado darían los pasos que pudieran para convertir la democracia en una dictadura.
La ruina sería segura, y la consiguiente hambruna tampoco tardaría en llegar. La dictadura comunista podría tardar un poco más en llegar, o no.
Eso es lo que se vislumbra de ellos y de ahí que asombre, y duela, que tengan cinco millones de votos, muchos de ellos de personas cultas, pero no es cierto que cultura y bondad tengan que ir necesariamente de la mano.

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