martes, 19 de diciembre de 2017

Piden la libertad de un presunto asesino

Ha aparecido en Barcelona al menos un cartel pidiendo la libertad de Rodrigo Lanza. Y es que en esa bella ciudad que antaño iba lanzada, con el apoyo de todos los españoles, a convertirse en la capital del mundo las cosas andan un tanto desquiciadas últimamente.
Se pasan ahora todo el tiempo hablando de democracia y no saben que uno de sus pilares fundamentales es la justicia. Si realmente les importara tanto la democracia darían todo su respaldo a la justicia. Y en sus manos está el, por ahora, presunto asesino.
Los nacionalistas destruyen todo lo que tocan. Los catalanes presumen de que no son iguales que los vascos, que en Cataluña no podría existir una banda como ETA. Pues se equivocan. No hay más que ver la cantidad de adhesiones de que disfruta Otegui cada vez que visita Cataluña. O de recordar a Terra Lliure, algunos de cuyos componentes están en las listas electorales, en las que incluso puede que haya alguien que estuvo en la cárcel condenado por asesinato.
El nacionalismo es igual en todas partes, lo mismo da que sea vasco, catalán, valenciano o de cualquier otro lugar. Los delirios de grandeza, las manías persecutorias, los agravios históricos o recientes son los mismos. Siempre emplea la violencia, física o moral, porque no acepta opiniones contrarias a las suyas, siempre trata de vencer por avasallamiento, porque quien no se someta ya conoce las consecuencias, y quienes no se someten las sufren.
Mariana Huidobro, la madre de Rodrigo Lanza, teme que su hijo sufra trastornos psicológicos irreversibles, pero por la misma regla de tres podría haber pensado que si está el tiempo suficiente se cure de los que haya podido adquirir conviviendo con ella, porque a la vista de su historial mucho bien no le ha hecho.
También hay que convenir en que, por lo común, quien se infecta de nacionalismo no tiene cura.


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