viernes, 1 de diciembre de 2017

La Manada y la Justicia

Es evidente que cuando un grupo de individuos asume ese nombre y actúa como tal cualquier cosa que haga estará lejos de ser razonable. Es posible además que ese acto por el que se les juzga, sea con aceptación de la chica o sin ella, es indigno. Puede suponerse que un día u otro tenían que verse ante un juez.
Llegados a este punto queda la otra parte que es la dificultad de emitir una sentencia justa, y en el supuesto de que sea condenatoria para los acusados, que la pena que se les imponga no sea excesiva ni demasiado blanda, porque ninguna de las dos posibilidades sería buena para la Justicia.
Y es que en contra de lo que piensan personas como Colau, que dijo que sólo aceptaría las leyes que le pareciesen justas, la Justicia no sólo es el principal pilar de la democracia, sino también de la civilización. En Valencia existe el Tribunal de Justicia más antiguo del mundo y sus fallos vienen siendo obedecidos a rajatabla, muy al contrario de lo que ocurre en otras latitudes, en las que paradójicamente se creen superiores, que se pasan las leyes por el forro y lanzan soflamas del tipo «la ley no puede estar por encima de la democracia», que responde a una concepción salvaje de la vida, en la que prevalece la ley de la selva, la del más tramposo, la de quien tiene más medios; en la que grupos como La Manada podrían ser abundantes.
En un mundo civilizado y con pretensiones de ser amable ha de prevalecer la ley sobre todas y es la ley, mediante el uso de la fuerza si es necesario, la que ha de impedir que se lleven a cabo actitudes contrarias a los intereses de la sociedad, como son, sin excepción, todos los hechos delictivos.

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