viernes, 9 de noviembre de 2018

El hombre que ‘quería matar’ a Sánchez

Según las investigaciones que han trascendido últimamente, tras las primeras y alarmistas informaciones, el supuesto francotirador no tenía ningún plan, o sea, que no había pasado de la fase del deseo, ni armamento adecuado para llevar a cabo su propósito si realmente lo hubiera querido llevar a cabo, ni tiene buena puntería.
Un buen ejercicio para desdramatizar la situación sería el de repasar algunos tuits antiguos de la ultraizquierda, es decir, de los podemitas, esos comunistas tan bien intencionados que quieren convertir España en una segunda Venezuela.
Lo de Sánchez y sus medios cómplices va del ridículo a la insensibilidad absoluta. No les importa hacer el mal, en eso se parecen a sus socios de gobierno, Torra y compañía. Otegui se ha ido a ver a Puigdemont. Tal para cuál.
El supuesto francotirador, que tiene muy mala puntería, está en la cárcel desde septiembre, y se ha dado la noticia en noviembre, y al exponerlo a los medios de ese modo se le ha causado, probablemente, un daño mayor del que realmente merece, aparte del tiempo que lleva detenido. A nuestro Kennedy particular (en grado onírico) eso no le importa. Con tal de lanzar a los vientos la palabra ultraderecha, en la que intenta encasillar a Vox, lo demás no le importa. Pero Vox, cuyo ideario quizá sea difícil de asumir, no se plantea en ningún momento actuar de forma inconstitucional, cosa que no se puede decir de los socios de Sánchez, ni de la ultraizquierda, ni de los racistas de la ultraderecha, que esa sí que lo es.
Sánchez, al igual que los nacionalistas, se permite el lujo de definir la democracia: «La democracia es también que no siempre paguen los mismos», y traducido esto al román paladino significa «quienes me votan son tontos».
Y ahí están con él, apoyándole, un astronauta, un borrell que intenta parecer digno, un marlasca que está a partir un piñón con una dolores lolita lola, que se ríe de Cospedal. Y otros y otras.

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