martes, 13 de noviembre de 2018

Las hordas de la izquierda

Son amantes de la posverdad y saben que la verdad se abre camino sola, motivo por el cual les molesta la gente que la pregona.
Hace poco consiguieron censurar una cuenta de Hermann Tertsch y se rieron mucho al conseguirlo. Eso no les impide referirse, indignados, a la ley mordaza del PP. Piden libertad de expresión para que los podemitas puedan decir que desean recortes con la guillotina para el Rey y la Reina, pero no les gusta que se pongan en evidencia sus contradicciones y maldades, tan abundantes ambas.
He dicho que les gusta la posverdad, pero también la mentira directamente, como que en Venezuela comen tres veces al día, aunque bien es cierto que Maduro sí lo hace, y Zapatero cuando va de visita también.
No digo que todos los de izquierdas formen parte de la hordas, ni que también haya grupos de derechas que se comportan como tales, pero sí que ahora, con la fundación de Podemos son muchos más que hace unos años los que actúan de este modo y se sienten los dueños del cotarro. Tergiversan lo que quieren y cuando Rosa Díez alertó del peligro que suponen salieron en tropel a insultarla y burlarse de lo que había dicho y a situarla en la extrema derecha, ellos, que son de ultraizquierda, más de izquierdas que Stalin. Miedo dan.
La última ‘hazaña’, hay que decirlo así, de estos adalides de la libertad de expresión, ha consistido en conseguir que cierren una cuenta de Alvise Pérez. Se conoce que los podemitas no solo controlan la televisión española, sino también Facebook, Twitter, y seguramente más sitios. Quizá pueda decirse que El País también.
Su eslogan de tiempo atrás era «el miedo va a cambiar de bando». No es posible encontrar en él nada que induzca a pensar en la democracia, sino más bien en algo a lo que está acostumbrado Maduro. 

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