jueves, 15 de noviembre de 2018

Fascistas, a pedazos

Los autodenominados demócratas, antifascistas, solidarios y fundamentalmente buenos, quisieron reventar un acto de VOX, partido al que tildan de extrema derecha, al grito de «sin piernas y sin brazos, fascistas a pedazos».
¡Ah!, eso lo podrían haber gritado los etarras, otros que se autodenominan demócratas, antifascistas, solidarios y fundamentalmente buenos. Los etarras y los habitantes de los innumerables pueblos malditos que hay por el norte, como Alsasua, por ejemplo. O como Andoáin. De hecho, quienes acosaron a los asistentes al acto de VOX -acosaban, pero se consideren bellas personas- gritaron también «Ortega Lara, vuelve al zulo». Ignorantes. Ninguno, ninguno, ninguno de los que son capaces de gritar eso pueden, ni por asomo, llevar a cabo la misma hazaña que Ortega Lara. Si tuvieran que vivir lo mismo saldrían hechos una piltrafa, en el mejor de los casos. La entereza de esta víctima de ETA es extraordinaria. Tiene mucho más mérito que ser astronauta, por ejemplo. Para salir con bien de una prueba como la tuvo que sufrir se necesitan unas cualidades mucho mayores que las necesarias para ser astronauta. Se puede añadir, además, que Ortega Lara no habría podido formar parte del gobierno de Pedro Sánchez, ni aunque le hubieran ofrecido un sueldo diez veces mayor y ser consejero en diez empresas del IBEX al dejar el cargo. Sus convicciones morales, esas que le permitieron resistir el tormento al que le sometió ETA, se lo habrían impedido. Claro que de esas cosas se ríen Gallego-Díaz, Borrell, ese bluf, Sánchez, ese contaminador, Delgado, esa Lola.
La directora de El País, citada anteriormente, está que trina con la irrupción de VOX, al que sitúa en la extrema derecha. La ultraizquierda no le inquieta. Es la suya. El caso es que le dieron el cargo para salve a ese periódico, cuyas ínfulas fueron infinitas, y ahora se parece cada vez más a La Vanguardia. Ya la critica hasta Javier Marías.

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