lunes, 12 de noviembre de 2018

Yo sí creo en los jueces

No son perfectos, como tampoco lo son los carteros, los arquitectos, los médicos o los revisores del gas. Pero en conjunto creo que son mejores que los políticos.
Cualquiera entiende fácilmente que si se enfrentara en una simple prueba de ortografía a cincuenta o más jueces contra un número igual de políticos, escogidos todos por sorteo, los primeros obtendrían una victoria abrumadora. Si la prueba fuera sobre la Constitución, que los políticos tienen la obligación de dominar, o sobre historia de España, de conocimiento también obligatorio para éstos y no tanto, aunque también, para los jueces, el resultado sería el mismo.
En la política española se han juntado unos impresentables, que se han juntado a otros que ya había de antes, cuyo proyecto consiste en hundir a los españoles en la miseria y para conseguirlo intentan socavar los pilares del sistema, la monarquía, la fe en la justicia y si vislumbraran posibilidades de éxito también atacarían a la Seguridad Social. De momento, se conforman con intentar colapsarla y dificultar, en la medida de sus posibilidades, su funcionamiento. Intentan ocupar puestos clave, desde los que puedan hacer el mal.
Me estoy refiriendo, claro está, a Podemos, aliado circunstancial de los nacionalistas y unos y a otros les interesa debilitar a la Monarquía y desacreditar a los jueces.
Lo que pretende Podemos, o sea, el coletas, Echeminga, el niño de la beca, etc., es convertir a España en Venezuela, pero no en la de antes de Chávez, sino en la actual, en la que la miseria y el miedo avanzan a pasos agigantados; o en Cuba, pero no en la de antes de Fidel Castro, sino en la de ahora mismo, en la que el hambre se enseñorea de la isla.
Los jueces nos pueden salvar de ese destino que algunos pretenden para nosotros. Incluso en la Venezuela de Chávez ha habido jueces honrados, aunque bien es verdad que lo han pagado caro. En España también los hay y estoy seguro de que se sienten acosados.

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