jueves, 1 de noviembre de 2018

La ministra Dolores

Es afín la ministra Dolores a Garzón, que fue apartado de la judicatura por prevaricar. Dime con quién vas y te diré quién eres. A menudo, las cosas son sencillas.
Los que vivimos la política desde fuera de los ámbitos del poder nos sorprendemos con algunas cosas, y lo hacemos hasta el punto de que algunos no podríamos pertenecer a ellos. En mi caso, por ejemplo, y en el quimérico supuesto de que se me hubiera nombrado ministro de algo, habría dimitido pronto. Y eso a pesar de que el sueldo es muy bueno. Yo no podría haber estado en el mismo consejo de ministros que Margallo, por citar a uno. Alguien que solo aporta confusión y ganas de figurar no debería cobrar del dinero de los ciudadanos. Si yo hubiera estado en ese gobierno con ello estaría aprobando dicho desafuero.
En el caso de Dolores ocurre lo mismo. Todos esos ministros y ministras sonajero consideran decente que sea ministra. Y entre ellos uno al que llamó maricón. Y otro que ya se ve que está más a gusto en el cieno que en el espacio. No hablemos ya de ese presidente ocupa, que parece dispuesto a indultar a los golpistas en el caso de que sean condenados.
Los que vivimos la política desde fuera de los ámbitos del poder nos asombramos, nos alarmamos y nos indignamos al advertir que quienes cobran de los ciudadanos a cambio de cumplir la función de cuidar de sus intereses llevan a cabo políticas que los lesionan gravemente y, además, tratan de interferir en la labor de los jueces, con lo cual se proporciona a los ciudadanos la sensación de inseguridad jurídica. Si los jueces han de estar sometidos a la arbitrariedad del gobierno, un ciudadano no es nadie, puede ser detenido en cualquier momento. Sorprende, además, también que quiera indultar a unos y no a otros, que han hecho un daño considerablemente menor a la sociedad.



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