martes, 30 de abril de 2019

El palo de Iñaki Gabilondo

En cierto portal aparece la noticia, colocada en lugar preferente, de que Ignacio Gabilondo ha dado un palo a no sé quién.
Lo que me ocurre con este Gabilondo es que la última vez que vi un vídeo suyo me dormí de forma fulminante. Se podría pensar que fue una coincidencia que ocurriera así y que el motivo de que me durmiera sería debido a alguna patología, pero no es así. Basta con que vea una foto de este caballero para que me invada un sopor insuperable. He de apartar la vista de su cara inmediatamente para volver a la normalidad. Esa seriedad suya, que yo calificaría como asnal, me supera.
Tiene una voz muy bonita, que le permite disimular la vacuidad de su discurso. Lo suyo es la nada expresada de forma solemne. Lo políticamente correcto expresado con tal solemnidad que parece que esté diciendo algo sustancioso.
No debe de ser casual que en lugar de escribir artículos se exprese de forma hablada. Sin su voz no es nadie.
Pero es que hay otra cuestión más. Podría proveerme de una cafetera llena de café bien cargado para enterarme de en qué consiste ese palo que dicen que ha dado. Pero ocurre que lo ha hecho en el periódico global que en estos momentos está dirigido por una señora que no me puede caer bien. Vengo leyendo desde hace muchos años a algunos columnistas y siempre lo hacía con mucho agrado y con ganas de seguir leyendo lo que escribieran. Desde que esa señora se ha hecho cargo del periódico (global) ya no me gusta leerlos. Los está estropeando. Antiguamente, se les podía considerar independientes, con criterio propio. Ella nos ha demostrado que eso era una ilusión. Ahora ya no se lo creen ni ellos mismos. Conque en el caso de quienes no lo han sido ni parecido nunca...

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