lunes, 22 de abril de 2019

Sánchez no durará cuatro años

A estas alturas, y en vista de lo que señalan todos los sondeos electorales, pero teniendo en cuenta, además, que los españoles mienten en la encuestas, no me extrañaría que Sánchez ganara por mayoría absoluta, o casi. Es un peligro con el que hay que contar.
A sus votantes no les gusta el pacto con la chusma que lo ha encaramado a la presidencia del gobierno pero, no obstante, están encantados con que sea el presidente. De modo que si ha de decir que tras las elecciones del próximo domingo no pactará con ellos, lo dirá. A fin de cuentas, hoy más que nunca, o acaso igual que siempre, lo peligroso es decir la verdad. Y este es un peligro que Pedro Sánchez Castejón no está dispuesto a correr.
Dado que las encuestas son poco fiables, también puede ocurrir que el próximo presidente del gobierno sea Pablo Casado, del que nada menos que Gabriel Albiac ha alabado sus dotes oratorias, aunque no ha sido el primero en hacerlo. Pero la cuestión no es esa, sino que Sánchez puede repetir en el cargo y entonces propiciaría una crisis económica de tal magnitud, que haría caer a su gobierno de inmediato. No hace falta ser Daniel Lacalle para darse cuenta. Tengo amigos albañiles que ven peligrar sus pensiones y el trabajo de sus hijos a causa de los derroches de este malandrín que se ha atrevido a lo que ningún otro socialista se había atrevido antes: a pactar con la chusma. A partir de ahora, cualquier socialista que se encuentre en una situación parecida lo hará.
Por otro lado, la cara dura y la falta de escrúpulos de Sánchez ha servido, como efecto secundario, para probar lo que ya se sabía: González es peor que Guerra. El segundo está en la parte constitucional y el primero es más o menos como Sánchez.

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