domingo, 21 de abril de 2019

Carod Rovira no es mejor que Rufián

Ha dicho alguien que jamás habríamos podido imaginar en su día que acabaríamos echando de menos a Carod Rovira, pero que eso ha sucedido por obra y gracia del insoportable Rufián.
Pues no es así, puesto que Carod Rovira fue en su día todo lo imbécil que se podía ser. Recuérdese que fue en coche oficial a pedirle a la banda terrorista ETA que no atentara en Cataluña. Actitudes como las que mantiene Rufián no las habrían tolerado en aquel tiempo ni los propios catalanes. En la actualidad sí porque parte de la sociedad catalana está tan enloquecida que da pena. Digamos que está llegando al final de su delirio narcisista. Está matando además al dialecto (Miguel Batllori dixit) catalán. Se les ha dicho, y se lo han creído, que si se cambia la lengua de un pueblo, se cambia su alma y eso no es cierto. No lo es porque las lenguas y los dialectos son flexibles y se adaptan a las necesidades de los hablantes.
Hoy en día la sociedad catalana es capaz de soportar las rufianadas e incluso aplaudirlas y celebrarlas, pero es que incluso la sociedad española consiente que los etarras sean socios del gobierno, y ahí está uno de ellos, Otegui, pide el voto para Pedro Sánchez y esa debería ser la noticia que abriera los ojos a muchos, pero que si quieres arroz Catalina, aquí ya un sinvergüenza redomado, que se dispone a arruinar el país para los restos, se presenta como hombre de Estado y se le cree. O sea, lo hace una porción elevada de ciudadanos sobre cuya salud mental cabe tener muchas reservas. Que Otegui pida el voto para Sánchez y no para su amigo Iglesias es significativo.
Dado su historial, es evidente que si Carod Rovira estuviera hoy en primera línea política se comportaría con tanta bajeza como Rufián, Junqueras o Tardá. Les dijo Arrimadas que en su partido hay terroristas.

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