martes, 16 de abril de 2019

Lo de Rentería y Sánchez

Cualquiera se da cuenta que lo de Rentería es una salvajada y, por tanto, indigno. Ninguna persona civilizada lo puede aprobar. Y partiendo de esa base se percibe claramente que ciertos individuos e individuas no son dignos de cobrar del Estado, pero lo hacen.
Pedro Sánchez, ese individuo que se ha encaramado hasta lo más alto que podía llegar, demostrando que es el que tiene la cara más dura que todos, porque pocos, incluso en su propio partido, se habrían atrevido a pactar con Otegui y con Torra, también sabe que todas esas demostraciones de violencia que se dan en ciertos lugares, para impedir actos democráticos, no son correctas. Así que el hombre ha compuesto ha compuesto el gesto grave y ha dicho que eso no está bien. Y lo dice aparentando enfado, aunque quienes se han preocupado por investigar su interior saben que por dentro se ríe a carcajadas.
Eso no está bien, pero lo hacen sus socios, los nacionalistas catalanes y los nacionalistas vascos. En el fondo le complace que sus rivales políticos sufran dificultades, mientras él intenta adormecer a las multitudes sectarias resucitando a Franco.
Es innegable que toda dictadura envilece a la gente, pero no solo las dictaduras envilecen al personal. También lo hacen los nacionalismos, como estamos comprobando en España, en donde a causa de ellos han surgido varias bandas terroristas que han perpetrado atentados brutales, pero además de eso han propagado la bajeza en sus ámbitos de influencia.
Pero, además de los nacionalistas, también los populistas envilecen al personal. Pablo Iglesias dice que ningún patriotero de charanga le puede dar lecciones. A él, que si no fue a ver al Rey en calzoncillos es porque no se le ocurrió. Por otro lado, lo de darle lecciones a ese es perder el tiempo. Es imposible que aproveche ninguna.
Pues bien, esos son los socios de Sánchez, así que...

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