martes, 23 de abril de 2019

Pequeño error de Chantal Maillard

Ha escrito un artículo muy bien intencionado al que ha bautizado como ‘Gana la lengua más afilada’, en el que afirma que todo partido es partidista y que el nombre ya lo indica.
Eso es así en la práctica, pero como fruto de la degradación o perversión humanas. En la teoría, todos los partidos deberían pretender el mismo fin, el bien de la sociedad, pero cada uno utilizaría para ello una fórmula distinta, un camino diferente para llegar a la misma meta.
Luego resulta que todo eso se convierte en la lucha por el poder y el reparto de cargos, prebendas y privilegios, y aquí sí que los partidos actúan de forma partidista. Pero no hay que dar esto por bueno y por irremediable, hay que reprocharles a los políticos que actúen de ese modo tan perverso.
Por otro lado, y siguiendo el hilo de Chantal Maillard, hay que añadir que la democracia no es ni puede ser un sistema perfecto, lo que ocurre es que todos los demás son peores. Y ya se ha visto cómo todo termina degradándose aunque se haya iniciado de la mejor buena fe.
La irrupción de las redes sociales, además, ha servido además para que los enemigos del bien, o sea, los malos, tengan el campo abonado para hacer todo el daño que pueden. La democracia todavía no ha aprendido a defenderse de esto. Ni siquiera, cabe añadir, se ha dado cuenta de que debe defenderse.
Por otro lado, en España se permite que partidos antisistema, y son muchos, sean admitidos por el sistema y puedan, desde dentro, atentar contra él. Es como cuando para evitar que se cometa injusticia con los delincuentes se protegen tanto sus derechos que se perjudica a los honrados. Para querer ser más demócratas que nadie se les dieron armas a los antidemócratas, y con ellas acorralan a los demócratas.
En algo acierta Chantal Maillard, el personal no medita las cosas y aprecia como demócrata lo que no lo es.

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