lunes, 13 de febrero de 2017

El Banco de Valencia debe renacer

En los años 80 pudo sobrevivir por sí mismo y sin ayuda a la mala gestión de su equipo directivo, que había arriesgado mucho en el mercado inmobiliario. Se destituyó al presidente del Consejo de Administración y se nombró para el cargo al que había sido el vicepresidente, como si no tuviera nada que ver con lo anterior.
Se puede pensar que de la siguiente crisis en la que cayó el Banco de Valencia, por los mismos motivos que en la vez anterior, se impidió que pudiera recuperarse. Eso se desprende de la entrevista que publica hoy Valencia Plaza, hecha por Javier Alonso a Salvador Climent Serrano.
Sorprende a raíz de esta información, aunque no tanto, porque aquí nos conocemos todos, la pasividad del gobierno valenciano de la época, y del gobierno valenciano actual. ¿Cómo es que aquéllos no trataron de impedir la tropelía que se estaba cometiendo? No pueden alegar que no se daban cuenta de nada, porque aquel gobierno tenía economistas y abogados suficientemente preparados para percatarse de lo que ocurría. El daño que se estaba haciendo a los valencianos era considerable. Y este nuevo gobierno, tan dado a criticar al anterior, debería estar haciendo todo lo posible para recuperar el banco. Hay demandas en los juzgados que la Generalidad Valenciana debería apoyar pública y fehacientemente. Pero concurren dos circunstancias. La GV es catalanista y tiene todo el interés puesto en reabrir la televisión valenciana para incentivar el uso del catalán. No querrá incomodar a un banco catalán.
Además de los estamentos oficiales están los empresarios, que también deberían haber hecho lo posible para impedir la desaparición del Banco de Valencia. Creo que fue Rato quien lo dejó caer, quizá para forzar la dimisión de Olivas. Pero seguramente el banco podría haber salido a flote, como ocurrió en los ochenta. Como debería ocurrir ahora si se obligase al banco que lo tiene a devolverlo a los antiguos accionistas.


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