martes, 11 de julio de 2017

La mediación de Zapatero

Es lógico que Rajoy alabe la intermediación de Zapatero en la liberación de Leopoldo López, quizá como medida de autodefensa, sobre todo teniendo en cuenta que la izquierda política española se ha vuelto casposa y cerril.
También es lógico que la esposa de Leopoldo López, preso político según la gente respetable, terrorista según los cerriles, agradezca a Zapatero su labor, puesto que el agradecimiento es propio de los espíritus sublimes, que, además, suelen dejar que sean otros quienes se comporten de forma mezquina.
Ahora bien, pensar que Zapatero ha ido a Venezuela para favorecer a Leopoldo López es un tanto ingenuo. A la vista de su historial resulta muy difícil atribuirle alguna buena intención al anterior presidente del gobierno de España. Es más probable que haya ido a Venezuela con la intención de aparecer en los medios y, si puede ser, ayudar a Maduro.
Que este animal, -no se le puede calificar de otro modo-, se haya decido a liberar a su prisionero no puede deberse más que a la intensa presión a la que se ve sometido. El mundo entero tiene la vista puesta en Venezuela, y va tomando nota de lo que es capaz de hacer este sucesor de Chávez. En cualquier momento la ONU puede decidirse a intervenir, porque la opinión pública mundial no entiende que no lo haya hecho aún. Incluso los gobiernos sudamericanos aliados del chavismo tienen dificultades para seguir siéndolo. El deseo de Maduro sería acribillar y diezmar drásticamente a las multitudes venezolanas que se manifiestan en su contra, pero no se atreve, porque sabe que eso sería su fin. Así que presionado por las circunstancias se ha visto obligado a liberar a su preso favorito, para que no pueda ser usado como excusa por los manifestantes. Zapatero se apunta el tanto y los de Podemos se suben por las paredes. 

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