sábado, 15 de julio de 2017

Miles de personas en Pamplona

Se concentraron miles de personas en Pamplona en apoyo a los detenidos por la agresión a los guardias civiles y sus parejas en Alsasua.
Una de las frases del discurso que fue leído consistió en una crítica de “la satanización hacia nuestro pueblo”, crítica que no se sostiene, puesto que ese pueblo, o sea, la parte canalla de ese pueblo se sataniza solo, no necesita que lo haga nadie, como lo demuestra la propia concentración en defensa de unos cobardes delincuentes. Si quienes se manifestaron no fueran hijos de Satanás estarían avergonzados por ese hecho que, junto con la respuesta de los vecinos, ha demostrado que Alsasua es un pueblo maldito.
Esos portavoces, además, calificaron la cobarde y vil agresión en un hecho fortuito, con lo cual, una vez más, demostraron su catadura. Añadieron que se pretende machacar a la juventud, o sea, que aplicar la ley significa eso. Hay que ser borde para hacer semejante afirmación. Y acallar reivindicaciones completamente legítimas y con esto se da la razón a quienes califican la cobarde y vil agresión como un acto terrorista.
Los padres de los agresores están satisfechos de que sus hijos se hayan comportado con esa vileza y esa cobardía, con lo cual está clara la procedencia del ensañamiento y el ejemplo que han tenido en el transcurso de sus vidas.
Pero se refieren a todo un pueblo y eso es mentira. Yo conozco a un buen número de vascos decentes. Muchos de ellos se han tenido que ir del País Vasco, por el olor a gallina que tenían que soportar cada día. A veces vuelven y les da pena lo que ven por las calles, lo que oyen, lo que adivinan. Otros se han tenido que quedar, porque no tienen posibilidad de cambiar de aires, pero procuran, por todos los medios, no contaminarse.

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