jueves, 27 de julio de 2017

Rajoy y las demandas históricas del País Vasco

No cabe duda de que aquellos griegos que escuchaban a Homero, y aprendían los versos de memoria, estaban mucho más civilizados y eran más abiertos de mente que los ciudadanos actuales.
En la actualidad se subvierten los conceptos. Dicen: Hasta Franco respetó los fueros vascos. ¡Claro! El suyo fue un régimen autoritario y, por tanto, podía conceder privilegios que ya habían otorgado previamente monarquías absolutistas.
En democracia no tienen sentido los privilegios, por tanto los demócratas vascos han de sentirse intranquilos ante la anunciada disposición de Rajoy a atender las demandas históricas del País Vasco. Los demás partidos, salvo los nacionalistas, que no pueden ser demócratas, deberían protestar el anuncio y exigir que no hiciera tal cosa.
UPyD lo habría hecho. No hay más que repasar las hemerotecas para cerciorarse de un modo absoluto de que esto es así.
Pero tenemos lo que tenemos y hay que pensar que es lo que nos hemos ganado.
Rajoy es el menos malo de los políticos actuales. Los demás, salvo raras excepciones, son escoria.
Mariano Rajoy no es un estadista, sino un fumador de puros. La medida de las cosas es un puro. A Felipe González le mandaba los puros Fidel Castro. Felipe González no ha sido jamás un estadista, por mucho que lo diga Luis María Anson, que no sólo dice esa burrada, sino que se le pueden apuntar más.
Rajoy es un profesional del poder que sabe que con el acto de encender un puro le da tiempo al azar para que haga de las suyas. El azar es muy importante. Por azar pudimos creer que Aznar era un gran estadista, pero él se empeñó en demostrarnos que no. Por azar, Zapatero consiguió cumplir sus sueños, que consistían en hacer una destroza monumental.
Ahora Rajoy, además de encender un puro, da privilegios al País Vasco, para ganar tiempo. El día que llegue un estadista tendrá mucho trabajo que hacer, pero si España no está llena de demócratas no podrá hacer nada.

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