viernes, 28 de julio de 2017

Ridículo de CC.OO.

Es curioso, o quizá no tanto, que la patronal catalana defienda los derechos de los trabajadores y que CC.OO. se desentienda de ellos. De cualquier modo, esa es la realidad y cabe sospechar que desde siempre.
Aunque aparentemente el sindicato pueda haber defendido ciertos derechos de los trabajadores que la patronal haya querido minimizar, podría ser que CC.OO. tuviera unos intereses que estuvieran por encima de aquellos a los que dice defender, como sugiere el hecho de que ahora ha dicho que el referéndum es tan legítimo como necesario, cuando todo el mundo sabe que ni es legítimo, ni es necesario, y para quienes aleguen que no lo saben cabe remitirlos al informe que han emitido los servicios jurídicos de la patronal sobre el particular.
Con respecto a lo que se propone hacer la Generalidad ha dicho la patronal que es: «un ejercicio de enorme irresponsabilidad política de consecuencias impredecibles».
Entre esas consecuencias está la de que muchas empresas tengan que cerrar y otras reducir plantillas drásticamente, cosa que no parece importarle al sindicato de inspiración comunista.
Algún día aparecerán historiadores que dediquen su afán a investigar el fracaso de los sindicatos en España y entre los asuntos a investigar estará el de los motivos por los que teniendo herramientas para prever el estallido de la burbuja inmobiliaria, con las graves consecuencias que tuvo para los trabajadores, y no emprendieron acciones legales por su cuenta, ni se sumaron a las que emprendió UPyD.
Por su parte, la patronal habría emitido un documento magnífico, si no fuera por la chorrada final: «la legítima reivindicación catalana del reconocimiento de su singularidad dentro del Estado español». ¿En que se basa esa singularidad, en el ADN, como dice aquel memo? ¿En el arte del lloriqueo?
No es propio de los espíritus democráticos pretender ventajas y privilegios sobre los demás. Un pueblo cosmopolita y avanzado debería olvidar esas actitudes tan retrógradas.

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