martes, 25 de septiembre de 2018

Delgado y Marlasca

Cualquiera podría pensar, tras hacerse públicas las grabaciones, que Marlasca se negaría a compartir los Consejos de Ministros con Delgado, o que ésta, por vergüenza, dimitiría.
Pues quizá no ocurra ninguna de las dos cosas y que en los próximos días los sigamos viendo, muy ufanos, a uno cerca del otro. ¿Y los demás ministros? Cada uno a lo suyo, el astronauta vigilando lo que ponen los futbolistas en Twitter, Borrell imaginando que es listo entre los listos, Calvo pensando que el dinero público, que no es de nadie según ella, ha de ser gastado por su jefe en helicópteros, falcones o lo que haga falta, y así más o menos todos. Si tuvieran vergüenza, ninguno de ellos estaría en ese gobierno apoyado por golpistas, bildutarras y filibusteros varios. Ahora hay un proyecto, o acaso varios, para llevarnos a la pobreza con la máxima celeridad. Afortunadamente, no tienen el control absoluto de la nación. Hay una mayoría espuria, según la opinión de cierto descerebrado, en la Cámara Alta y gracias a ella podemos respirar con cierta calma. El día en que desaparezca, el desastre que dejó Zapatero puede quedar en juego de niños comparado con el que puede provocar Sánchez, que, por cierto, con el desprecio que le hizo a su mujer dejó claro el que es capaz de hacerles a sus ministros. Y a todos los demás.
Pero lo que despierta mayor curiosidad es la reacción de esos que braman cuando alguien usa de forma metafórica y trivial ciertas palabras, por si no es la misma cuando palabras parecidas son usadas de forma literal y ofensiva, pero lo hace alguien de su cuerda, con lo cual seguramente no van a bramar tanto. Quizá ni siquiera bramen.
Delgado ha dicho cosas de Marlasca que éste no debe aguantar. Pero lo del doctorado de Sánchez aún es peor. Tezanos dice que el PSOE sube en las encuestas.

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