jueves, 27 de septiembre de 2018

No es chantaje, imbécil

Tanto desde el gobierno como desde distintos medios, globales o independientes, de la mañana, o sea, que no dependen de la mañana, se aferran a la idea de que la divulgación de los audios es chantaje al Estado.
Qué va a ser. En todo caso lo sería al gobierno, o a determinados personajes. Pero si hablan de chantaje es porque temen que haya más audios, es el único modo de considerarlo una amenaza, porque los audios que se han dado a conocer son hechos y como tales tienen consecuencias, como la de habernos dado a conocer, de forma inequívoca, la relación de esta sin par ministra con Garzón y Villarejo. «Dime con quién andas, decirte he quién eres (El Quijote  II 10 y 23).». Por supuesto que también nos ha dado a conocer más cosas de ella, ministra en un gobierno supuestamente feminista y libre de homofobia. Muchas mujeres sí que hay en este gobierno, y también ministros florero, pero que sea un gobierno feminista cada vez es más difícil de creer, sobre todo porque sus evoluciones parecen indicar que la función de unos y otras, o de unas y otros, consiste en dar soporte a las ambiciones del jefe. Ni una sola de ellas, y por supuesto que tampoco lo hicieron el astronauta y los demás, protestó cuando Pedro Sánchez le hizo aquel feo a su propia esposa, y se notó que lo hacía de forma impremeditada, o sea, que es su forma natural de ir por la vida, siempre pensando en sí mismo y nada más que en sí mismo. Y los subordinados (y subordinadas) a callar y aplaudir. Todo esto me hace recordar a la condesa Soez, de ‘Olvidado rey Gudú’. Y a sus vástagos.
De las frases homófobas de una ministra del gobierno, amiga de Garzón y Villarejo, de entre los ministros del gobierno no ha protestado ni Marlasca, una de cuyas funciones se adivina que es la de hacer creer a los homosexuales que Pedro Sánchez los respeta. ¡Ja! Ni a su mujer.

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