martes, 4 de septiembre de 2018

El controvertido impuesto de sucesiones

Por supuesto que interesa eliminar todos los impuestos injustos, por ese mismo motivo de que son injustos, pero también porque lastran la economía. Entre ellos cabría destacar el IRPF a los pensionistas y el de sucesiones.
Lo que ocurre es que en España hay un número grande de políticos y sería muy conveniente que se redujera, pero no sólo el de ellos, sino también el de asesores y enchufados en lugares varios habilitados adrede para darles colocación.
Algunos teóricos, que incluso tienen amplios conocimientos de economía, sostienen la conveniencia del impuesto de sucesiones sirviéndose como coartada del igualitarismo, que es una de las banderas bobas que quedan en pie. Porque, ¿qué es el igualitarismo? Curiosamente, quienes defienden el igualitarismo suelen ser elitistas en sus vidas cotidianas.
El impuesto de sucesiones es injusto porque el causante de la herencia ya ha pagado todos los impuestos que tenía que pagar a medida que iba logrando los bienes que se han distribuir sus herederos. Por este motivo, la catalogación de este impuesto como confiscatorio es adecuada. No está basado en ningún tipo de justicia distributiva, sino en el afán recaudatorio, y quizá en algún tipo de venganza de las cigarras a las hormigas basada claramente en la envidia.
El deseo de dejar una herencia a los hijos es un motor muy potente de la economía, y si se entorpecido las consecuencias son nefastas. Mucha gente, generalmente humilde, trabaja más de lo que necesitaría para vivir con el fin de asegurar el porvenir de su descendencia. Si todo ese esfuerzo se lo ha de comer estado para pagar los sueldos de los cantamañanas que todos sabemos, es muy probable que muchos se limiten a trabajar lo justo.
Por su parte, los pensionistas ya han pagado todo durante su época laboral. La pensión que perciben no es renta del trabajo. Que se les descuente una parte de la pensión para pagar a charlatanes es infame.

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