martes, 1 de julio de 2014

Juan María Nin deja La Caixa

No sé si una cosa tendrá que ver con la otra, pero puede ocurrir que el final de la aventura de Arturo Mas, con el estrepitoso fracaso de éste, que quizá no sea más que una pieza de ajedrez, coincida con el triunfo de Isidro Fainé, cuyo banco quizá pase a ser el primero de España.
La Caixa está ahora enfrascada en la compra de Cataluña Caixa, pero hablar de compra en este caso quizá sea excesivo. No hay más que recordar cómo consiguió Fainé el Banco de Valencia para intuir que ésta también será una 'compra' ventajosa. De momento, se ha ido un chorro de dinero de los contribuyentes por los desagües de Cataluña Caixa. De los desagües de La Caixa, en el caso de que los tenga, no se sabe nada.
Y mientras se llevan a cabo estas operaciones, Juan María Nin ha dejado el banco. Quizá para que lo deje le han tenido que dar una cantidad que está más cerca de lo que sueñan quienes juegan a la lotería que de lo que percibe cualquier empleado de ese mismo banco. Los bancos son así. Les pagan cantidades astronómicas a unos pocos con la excusa de que si no les pagan eso se van. Y luego les pagan cantidades más astronómicas aún para que se vayan. Todo lo que hacen los poderosos está bien hecho, porque a ver quién es el guapo que se atreve a decirles lo contrario.
Entre los poderosos españoles se lleva mucho la fidelidad, pero no a unos ideales o principios, sino fundamentalmente a la cadena de mando. El que está por debajo ha de ser fiel, contra viento y marea, al que está arriba, si no encuentra nada mejor, cosa que a veces ocurre. Uno que era fiel a Nin después ya no lo era. El que está arriba no necesita ser fiel a nadie. Ha de ser fiel al poder.
Al terminar de escribir esto me doy cuenta de que no he aclarado nada sobre el caso Nin, simplemente he dado unos datos generales. Pero es que tampoco creo que nadie sepa, a ciencia cierta, nada.

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