jueves, 7 de mayo de 2015

Cap llei ni cap sentència

Cuando alguien dice algo así, va por mal camino. Otra cosa es que luego cierto número de personas más o menos elevado aplauda a quien lo haya dicho.
Pero no está de más explicar a quienes no lo sepan, que parece que son muchos, que Sócrates dijo que hay que cumplir la ley, y lo dijo a pesar de que esa ley lo había condenado a muerte. Sabedores de que se le había condenado injustamente, le permitían huir, pero él alegó que si huía luego tendría que vivir con la cabeza gacha. Estas cosas no las pueden comprender los energúmenos que dicen eso de cap llei ni cap sentència. Si lo entendiesen no serían energúmenos y tampoco dirían eso. Pero es que a continuación hablan de derechos de las gentes, pero se refieren a los derechos de los que quieren decir lo que ellos quisieran que dijeran todos. Aparte de que hablar de derechos cuando anteriormente se han repudiado las obligaciones es un tanto cínico.
Los nacionalismos nunca han traído nada bueno a la humanidad y persisten del mismo modo que lo hacen otros errores propios del género humano, como el machismo, la homofobia y el imperialismo, este último muy unido al nacionalismo.
También han acuñado el término 'españolista', de tintes claramente peyorativos. Los nacionalistas necesitan un enemigo, porque su suerte depende del odio que logren despertar. Quien no quiere ser odiado debe tratar de evitar que lo señalen como 'españolista', o 'botifler'. El término 'catalanista', por su parte, es lógico, porque conviene distinguir a los catalanes respetuosos con las leyes y, por consiguiente, también con las personas, de aquellos otros catalanes, los catalanistas que no respetan las leyes, ni tampoco a las personas, porque sólo admiten a los de su bando, y eso no puede considerarse como respeto. Un demócrata respeta a los piensan de otra manera y, sobre todo, cumple las leyes.

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