martes, 12 de mayo de 2015

El trino de Rivera

Alberto Rivera, al que algunos se empeñan en presentarnos como el mirlo blanco que necesita la política española, ha cantado. Su desafino ha sido tan grande que no me extrañaría que hasta sus padrinos le hayan llamado la atención.
La metida de pata es digna de Zapatero, de modo que todas esas alabanzas que se le han venido dedicando en los últimos tiempos hay que calificarlas de precipitadas. Cabe recordar que Ciudadanos surgió dos años antes que UPyD, pero nunca ha sido nada fuera de Cataluña. El auge que ha adquirido en los últimos tiempos resulta sorprendente, y más todavía a la vista de la altura intelectual de su sempiterno líder y cara más conocida.
Todo el discurso de Rivera en Nueva Economía Fórum es endeble y basado en tópicos, burrada aparte. Desconoce este chico la capacidad humana y esto induce a pensar que quizá sea un pelele y que haya alguien detrás moviendo los hilos. Cuando ha tenido que actuar por su cuenta se ha visto lo que hay.
O sea, que sólo los nacidos en democracia son capaces de hacer esto o aquello. ¿Sería él, que nació en el tiempo que señala como adecuado, capaz de batirse el cobre con los militares, como hicieron Adolfo Suárez y Manuel Gutiérrez Mellado?
¿Sabe Alberto Rivera que hay un problema capital no resuelto y que tampoco está en vías de resolverse? ¿Le parece a Alberto Rivera que el gesto de Covite de poner 73 placas en los puntos de San Sebastián en que fueron asesinadas 96 personas es un gesto sin importancia? ¿Qué opinión tiene Alberto Rivera sobre el buzón de Joseba y la actitud de Ana Carrere, alcaldesa de Andoáin, con respecto al mismo? ¿Es Alberto Rivera uno de esos españoles que prefieren seguir jugando la partida de dominó? ¿Pondría Alberto Rivera una querella a Bankia?
La idoneidad para dedicarse a la política no puede venir dada por la fecha de nacimiento, sino por su disposición a defender la dignidad de los ciudadanos.

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