El ministerio de Cultura ha catalogado como expolio del patrimonio artístico la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez, de Valencia. ¿Cuántas actuaciones se habrán llevado a cabo en Madrid, en la propia Valencia, o en otros lugares de España, similares a esa, sin que el susodicho ministerio diga nada? No es mi intención defender a Rita Barberá, pero sí decir que utilizar el Cabañal como arma electoral en contra suya no está bien.
Valencia vivía de espaldas al mar y gracias a ello el Cabañal pudo adquirir la trama que le es característica. Pero en 1894, mucho antes de que naciera Rita Barberá, ya se redactó el proyecto que ella trata de llevar a cabo. También mucho antes de que ella naciera, otro valenciano ilustre, Vicente Blasco Ibáñez, supo entender la importancia de este proyecto para Valencia. Finalmente, los tiempos han cambiado y ya no son unos pocos los que comprenden que Valencia debe volver su mirada hacia el mar, ya la ciudad entera lo busca compulsivamente.
El Cabañal, por su parte, ya no es lo que era tampoco. Aquellas formas de vida, de las que nació su idiosincrasia, languidecen. Y han cambiado más cosas. Antes, sus habitantes decían: Voy a Valencia. Ahora están en Valencia.
La avenida de Blasco Ibáñez parte al Cabañal, pero es que se trata de elegir entre el Cabañal y Valencia, teniendo en cuenta que El Cabañal forma parte de Valencia. En su primera época, sólo la falta de dinero frustró el proyecto y en aquel tiempo los poblados marítimos de Valencia estaban en pleno esplendor. El proyecto entonces era más romántico que otra cosa, una actuación con vistas al futuro, puesto que hubiera tardado años en rentabilizarse. Hoy en día la rentabilidad está asegurada, la necesidad es patente y lo único que cabría reclamar es que todo se hiciera de forma transparente y que se compensase de forma adecuada al barrio.
Valencia vivía de espaldas al mar y gracias a ello el Cabañal pudo adquirir la trama que le es característica. Pero en 1894, mucho antes de que naciera Rita Barberá, ya se redactó el proyecto que ella trata de llevar a cabo. También mucho antes de que ella naciera, otro valenciano ilustre, Vicente Blasco Ibáñez, supo entender la importancia de este proyecto para Valencia. Finalmente, los tiempos han cambiado y ya no son unos pocos los que comprenden que Valencia debe volver su mirada hacia el mar, ya la ciudad entera lo busca compulsivamente.
El Cabañal, por su parte, ya no es lo que era tampoco. Aquellas formas de vida, de las que nació su idiosincrasia, languidecen. Y han cambiado más cosas. Antes, sus habitantes decían: Voy a Valencia. Ahora están en Valencia.
La avenida de Blasco Ibáñez parte al Cabañal, pero es que se trata de elegir entre el Cabañal y Valencia, teniendo en cuenta que El Cabañal forma parte de Valencia. En su primera época, sólo la falta de dinero frustró el proyecto y en aquel tiempo los poblados marítimos de Valencia estaban en pleno esplendor. El proyecto entonces era más romántico que otra cosa, una actuación con vistas al futuro, puesto que hubiera tardado años en rentabilizarse. Hoy en día la rentabilidad está asegurada, la necesidad es patente y lo único que cabría reclamar es que todo se hiciera de forma transparente y que se compensase de forma adecuada al barrio.
1 comentario:
Pues nada tiremos el Cabañal, y ya que estamos El pueblo Español de Barcelona, la parte amurallada de Ávila, el casco antigüo de Cáceres, ... y así todos los hitos que identifican a una ciudad en pro del nuevo urbanismo y la nueva expeculación.
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