Si ayer fue Zapatero quien en una entrevista concedida a El País dio muestras de su ineptitud, contrastada ya previamente, todo hay que decirlo, hoy le ha tocado a Soraya Sáenz de Santamaría, en el mismo medio, el turno de decir sandeces. Por ejemplo:
“P. ¿Se ha sentido avergonzada al ver que en su partido se han hecho las cosas que recoge el sumario del caso Gürtel?
R. Los políticos somos los que más nos indignamos cuando surgen casos de corrupción. Me indigna que haya gente que se aprovecha de la política para hacer negocio. Es una lacra que tenemos que erradicar. La inmensa mayoría de los políticos, de todos los partidos, son personas íntegras que trabajan y creen en lo que hacen. “
Pero en los plenos los políticos votan lo que se les ordena y eso es corrupción. ¿Para qué tantos si luego su voto lo determinan unos pocos?
En un sistema de listas cerradas, ¿podría contar Sáenz de Santamaría las batallitas que hay que librar para ser incluido en ellas? ¿Y qué interés puede tener un político en quedar bien con sus electores si éstos han influido más bien poco en el hecho de que haya salido elegido?
Cuando se firmó el pacto del Tinell ningún político de los partidos firmantes se dio de baja del partido. Hay políticos del PP sobre los que recaen firmes sospechas, y en cualquier caso su persistencia en el cargo daña al partido y daña a las instituciones, y no dimiten los interesados ni el resto de miembros del partido. De modo que no se puede decir que son personas íntegras y creen en lo que hacen.
Circunscribir la corrupción a los casos punibles por la ley es una trampa infantil. El concepto de la corrupción es mucho más amplio y dada la lamentable situación política española cabe decir que no se escapa ninguno de los políticos.
“P. ¿Se ha sentido avergonzada al ver que en su partido se han hecho las cosas que recoge el sumario del caso Gürtel?
R. Los políticos somos los que más nos indignamos cuando surgen casos de corrupción. Me indigna que haya gente que se aprovecha de la política para hacer negocio. Es una lacra que tenemos que erradicar. La inmensa mayoría de los políticos, de todos los partidos, son personas íntegras que trabajan y creen en lo que hacen. “
Pero en los plenos los políticos votan lo que se les ordena y eso es corrupción. ¿Para qué tantos si luego su voto lo determinan unos pocos?
En un sistema de listas cerradas, ¿podría contar Sáenz de Santamaría las batallitas que hay que librar para ser incluido en ellas? ¿Y qué interés puede tener un político en quedar bien con sus electores si éstos han influido más bien poco en el hecho de que haya salido elegido?
Cuando se firmó el pacto del Tinell ningún político de los partidos firmantes se dio de baja del partido. Hay políticos del PP sobre los que recaen firmes sospechas, y en cualquier caso su persistencia en el cargo daña al partido y daña a las instituciones, y no dimiten los interesados ni el resto de miembros del partido. De modo que no se puede decir que son personas íntegras y creen en lo que hacen.
Circunscribir la corrupción a los casos punibles por la ley es una trampa infantil. El concepto de la corrupción es mucho más amplio y dada la lamentable situación política española cabe decir que no se escapa ninguno de los políticos.
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