sábado, 16 de enero de 2010

Zapatero se va a rezar

Resulta curioso que Zapatero, que un día no se levantó del asiento al paso de la bandera de los Estados Unidos, acuda al Desayuno Nacional de la Oración, aunque no sabe concretamente a qué: que lo expliquen quienes me han invitado. ¿Cómo puede un hombre de “tan profundas convicciones democráticas” confundir el interés de Estado con el suyo propio?
Se llevaba mal con el gobierno de Estados Unidos porque no le gustaba Bush, lo que para él fue suficiente excusa para humillar a toda la nación americana, pero no le molesta la amistad de Mohamed, el que nos hace la puñeta siempre que puede. Zapatero sacó las tropas de Irak apresuradamente, lo que sentó muy mal en Estados Unidos, y ahora manda a Afganistán todos los soldados que le piden, pero, ¡ojo!, en misión de paz. Pero no es capaz de exigir a Estados Unidos que cumpla los Convenios que
firma.
Ahora se va a rezar, él que tan poco dado es a los rezos, y los demás españoles nos daremos con un canto en los dientes si la broma no nos cuesta nada; lo que es más dudoso es que España, como nación (ese concepto discutible y discutido), salga ganando algo. A no ser que se entienda como beneficioso para todos que Zapatero aprenda una oración en inglés.
Actuar a golpe de capricho y según las conveniencias inmediatas no parece un buen modo de hacer las cosas, salvo que nuestro innovador presidente demuestre lo contrario. Obama ha propuesto un gravamen a los grandes bancos de Estados Unidos y Zapatero se ha apresurado a aplaudirle, siendo así que difícilmente hará lo propio en España, puesto que los partidos españoles tienen una fuerte dependencia de los bancos. Otra cosa es que de vez en cuando Miguel Sebastián diga que está harto de los bancos, pero cuando ocurre ya se sabe que la sangre no va a llegar al río.

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