lunes, 15 de febrero de 2010

La paranoia de las FARC

Voy a llevarle la contraria a Hugo Chávez (nada nuevo bajo el sol). El grupo autodenominado Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es un grupo terrorista. Hugo Chávez puede decir que las FARC son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político y boliviarano que él respeta. Si lo respeta, cabe deducir que lo financia. De Chávez no cabe esperar nada bueno, no se entienden las contemplaciones que tiene Zapatero con él. Zapatero presume de demócrata y de bueno.
Las FARC han intentado secuestrar a José Alberto Pérez Restrepo, candidato a gobernador de Guavire. En el intento fue herido el propio candidato y hubo más muertos y heridos. Pero es que las maldades de las FARC no acaban en los secuestros y los asesinatos. La paranoia se ha cebado en ellos y ven infiltrados y delatores por todas partes. Como consecuencia se han puesto a fusilar militantes suyos al por mayor, de modo que el terror que pretenden generar en la gente honrada se ha apoderado de ellos también. Menos mal que cuentan con el respaldo y el respeto de Hugo Chávez (y, tal vez, el dinero). Algo es algo.
Pero creen dar con un sospechoso entre sus propias filas, no proceden de un modo que podría considerarse lógico o “profesional”, sino que llevan a cabo un simulacro de juicio, con “abogado defensor” fiscal, secretario y “jurado” compuesto por varias personas. Puede adivinarse enseguida que todos hacen lo que se les ordena y si no interpretan a la primera vez qué es lo que se espera de ellos, se repite la votación o lo que haga falta, hasta que el veredicto coincide con los deseos del jefe de esos insurgentes con proyecto político boliviarano. Así ocurrió con alguien acusado de haber robado un cigarrillo. Fue fusilado. Son muchos los que han corrido la misma suerte, lo que viene a demostrar que nunca cabe esperar nada bueno de los terroristas. Quienes les apoyan, también lo son.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los latinoamericanos en su mayoría sabemos que la presencia de Chávez implica, dictadura, dictadura y más dictadura.
El riesgo que supone esto no solo para el pueblo ecuatoriano, boliviano y venezolano sino para el resto, pues con sus afanes de alentar a movimientos nacionalistas podría quebrar la vida democrática de los países que tanto le ha costado restablecer.